La abuela.

La abuela nos despertaba a las 7:00 am en época de vacaciones, me alcanzaba una escoba para barrer y nos obligaba a desayunar. En las tardes se tomaba un permiso de su armadura habitual y se sentaba a contar anécdotas con su taza de café en la mano, ese momento era ella sin limitaciones, ligera, contaba la historia de generaciones de la familia, de cómo los tíos trabajaban en el campo, de esa terrible historia de la hambruna de 1912, de los abuelos de sus abuelos y como eventualmente trajo al mundo 5 niños y los crió para ser chicos de bien. La abuela tenía el temple de una Doña Bárbara, era hermosamente difícil de complacer.  Cuando...
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